Una de la mejor forma de detectar la actividad de los mamíferos, dado que resultan por lo general animales difíciles de observar, es localizar sus rastros, en especial excrementos y huellas. Así ocurre con el corzo y el jabalí, dos de las especies más abundantes en los concejos de Salas y Tineo, al igual que en el resto de Asturias.
Aquí tenemos sus huellas en una zona con abundante barro, un sustrato muy adecuado para la impresión de las pisadas, en la del jabalí son apreciables las pezuñas delantera y posterior, aunque no siempre aparecen marcadas estas últimas.
Por su parte las huellas de las pezuñas del corzo marcan sus pezuñas con una característica forma de corazón invertido, y no miden más de 4 cm, claramente más pequeñas que las de sus parientes los ciervos.
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